Hoy es el día internacional de la danza. Este año no va a haber clases, actuaciones, o charlas como hicimos el año pasado. Este año la escuela va a permanecer cerrada, los motivos son varios y muy diversos, pero ante todo, este año protestamos, protestamos porque se nos sigue considerando bailarinas y profesoras de una danza de segunda, por el silencio de las instituciones antes nuestras reiteradas ofertas de dar a conocer este bello arte, porque a pesar de todos nuestros esfuerzos, y los de muchas bailarinas antes que nosotras, la gente se empeña en conservar el estigma, en seguir viendo en esta danza la imagen que crearon los orientalistas del S.XIX, y muchos ya son incapaces de verla sin mirar a través del filtro del prejuicio.
Ya sé que muchas veces las primeras en echarse tierra encima son las propias bailarinas, que en su ansia de ganar fama a toda costa modifican y desvirtuan el baile para dar al público lo que espera ver, tornándose todo en un círculo vicioso del que es difícil salir, por ello debemos reconocer el trabajo de todas aquellas que lo han conseguido, ver a cada buena bailarina no como la competencia, sino como la persona que hará del nuestro un trabajo más digno, dandole valor a nuestro trabajo con el suyo. Es importante mantener una política de honestidad, no tenemos nada en contra de las fusiones, ni de las fantasías, pero siempre y cuando se informe debidamente que de eso se trata. La danza es como un ente vivo, que evoluciona y cambia, y bebe de la creatividad de sus practicantes, pero eso no quita que debamos ser fieles a la tradición, y volver a ella una y otra vez si es necesario, para no perder el rumbo, porque volviendo descubriremos cosas de las que antes no nos habíamos percatado, que enriqueceran nuestra danza.
Como profesoras tenemos la responsabilidad de inculcar a nuestras alumnas ese respeto al conocimiento, para que puedan llegar a trasmitirlo, para que puedan apreciar aun más la grandeza de lo que están haciendo, porque bailar danza oriental no es fácil, y ya no sólo técnicamente, sino mental y espeiritualmente, a menudo nos vamos enfrentando a una serie de bloqueos internos, a unas sensaciones aletargadas que desconocíamos, y a veces incluso a algo peor que los prejuicios de los demás, los nuestros. Por ese motivo admiro a todas aquellas que se atreven a vivir el camino del autoconocimiento y el control corporal a travñes de la danza oriental, y les digo que si en algún momento sienten que algo no funciona, que no decaigan, porque están en el camino que las llevará a aprender de si mismas, a conocerse interna y externamente, a controlar partes de su cuerpo que no sabían ni que estaban allí, y al final, aprenderan que lo divertido es ese camino, que nunca acaba, y que lo importante está en cada pequeño pasito que gozamos en él, al igual que la vida.
Así que esto es lo que quedará del día internacional de la danza de 2011, esperemos que en 2012 se hayan superado más barreras, que podamos ir viendo los pequeños progresos que se van haciendo para mostrar y hacer entender la danza oriental como arte, no ya de primera, sino como la danza milenaria, casi me atrevería a decir que primigenia, que a pesar de las variaciones sufridas a lo largo de los siglos, mantiene su esencia, la naturalidad de sus movimientos, la alegría y el gozo del propio cuerpo.
A todas las grandes bailarinas de todos los tiempos, a mis maestros, a mis compañeras de grupo, a todas las compañeras y amigas bailarinas, a mis queridísimas y valientes alumnas, a mis añoradas y entrañables exalumnas, a las futuras alumnas y a las nuevas generaciones de bailarinas; a todas os pido que no os rindais, porque cada baile, cada paso que dais y cada movimiento que haceis es un triunfo, bailad, bailad si estais alegres, auyentad la tristeza con vuestra danza, canalizad a través de ella vuestra ira, gozadla en cada uno de los estados de ánimo en que os encontreis, porque ese es vuestro tesoro. Gracias a todas y cada una por compartirlo. Feliz día internacional de la danza!
